No le tiembla la voz cuando habla: este sacerdote de 87 años, es muy querido en Castilla y León, de manera especial en Valladolid, España. Con gran orgullo reconoce ser miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, fundada por san José María Escrivá (Opus Dei), pero matiza con mucha claridad y firmeza: «es la misma vocación, pero distintas circunstancias, dependemos del obispo directamente».
Este sacerdote que cuenta con una dilatada experiencia en su ministerio ha querido recordar de manera especial que los pastores deben de conquistar a la juventud, tantas veces olvidada y duramente señalada. Para él es importante crear puentes de conexión con la juventud, la cual en realidad tiene sed de Dios, aunque aún no lo sepa.
Sacerdote de más de 3 horas de confesionario, así se describe él, habiendo pasado por distintas parroquias donde fue conquistando el corazón de multitud de familias y jóvenes de manera especial, a los que siempre ha tratado con especial cariño y admiración.
«Mi pasión siempre fue ser sacerdote de pueblo, nunca pensé dejar Palencia, pero el Señor me tenía otros planes en Valladolid», dice recordando con gran amor su paso por los pueblos donde fue creando vínculos amistosos con todo aquél al que se acercaba y compartía tiempo.
Ahora, ha recibido la encomienda de volver a lo que le apasionaba desde su juventud: al confesionario, escuchar a la gente y darles una caricia de Dios. Lo hará desde el Santuario de la Gran Promesa, desde este mes de septiembre.
Crédito de la nota: Zenit

                                              
                                              
                                              
                
                  
                  
                  
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