Estos tres centros operan en un entorno marcado por la pobreza extrema. El centro denominado «Vincent Foundation» está situado al sur de la ciudad de Cabo Haitiano, en el suburbio de Vertières. Es el único espacio del barrio donde los jóvenes pueden jugar y socializar con seguridad. La mayoría de las familias no pueden garantizar una alimentación regular y equilibrada.
Una situación similar se vive en el centro «Lakay Don Bosco», donde estudia Jeannot desde hace varios meses. Vivía con su madre y su abuela, pero perdió a su madre cuando tenía solo cinco años. Siendo aún un niño, dejó a su abuela y se unió a bandas de adolescentes armados dedicados al robo y otras formas de violencia. Su vida dio un giro tras el encuentro con los misioneros. Hoy, con 15 años, Jeannot es scout y asiste a cursos de formación profesional con la esperanza de convertirse en mecánico.
La alimentación regular también contribuye a elevar el nivel de aprendizaje de los niños y niñas. «Antes era difícil enseñarles algo, porque una barriga hambrienta no tiene oídos», explica Lourdena Bien-Aime Pierre, educadora y encargada de la alimentación en el centro «Lakay Don Bosco».
Los salesianos están presentes en Haití desde 1935, cuando llegaron en respuesta a una petición del gobierno haitiano para hacerse cargo de una escuela de formación profesional. Desde entonces, han ampliado su labor hasta incluir 11 obras principales –entre escuelas y centros de formación– y más de 200 pequeños centros educativos en todo el país.
Crédito de la nota: Fides
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