3 septiembre, 2025

Es necesario educar a los jóvenes en el respeto de la dignidad humana: Santa Sede

El arzobispo Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, señala el camino para ayudar a los jóvenes a evitar los riesgos asociados a la era actual de conflicto, delincuencia y violencia. Padres, docentes, políticos, periodistas, organizaciones y grupos religiosos están llamados a desempeñar un papel clave en la creación de una cultura de paz.

Los conflictos armados y sus consecuencias, como el desplazamiento; la radicalización y la violencia, sobre todo online; la tentación de una vida delictiva. Estos son los riesgos que enfrenta un número cada vez mayor de jóvenes hoy en día, y que preocupan a la Santa Sede. El arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, expresó estos temores sobre el futuro de los jóvenes en su discurso del 2 de septiembre en Nueva York, en el Foro de Alto Nivel sobre la Implementación del Programa de Acción para una Cultura de Paz, titulado «Empoderar a los jóvenes para una cultura de paz».

Educar a los jóvenes para que respeten

Para que los jóvenes cultiven y fomenten la amistad social, explica Caccia, necesitan ser alentados y apoyados. Esto les permitirá desarrollar un aprecio por todas las diferencias y la complementariedad de lo que cada individuo ofrece, una preferencia por el diálogo en lugar de la confrontación y una búsqueda colaborativa del bien común, respetando la dignidad humana. De ahí la aclaración del arzobispo sobre la importancia que la Santa Sede otorga a los artículos 4 y 8 de la Declaración sobre la Cultura de la Paz, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, que establece que «la educación, en todos los niveles, constituye uno de los principales instrumentos para construir una cultura de paz» y que «un papel clave en la promoción de una cultura de paz corresponde a los padres, profesores, políticos, periodistas y organizaciones y grupos religiosos […]». Es en estas comunidades, señala el observador permanente, donde «los jóvenes se educan» en valores, actitudes y estilos de vida, para resolver conflictos de forma pacífica, con respeto a la dignidad humana y con un espíritu de tolerancia y no discriminación.

Promover la paz

Al recordar al millón de jóvenes que llegaron a Roma en agosto para el Jubileo de la Juventud, Caccia enfatizó el poder transformador de la fraternidad y la amistad, valores que pueden forjar un mundo donde el diálogo, y no las armas, resuelva los conflictos. Para concluir, el arzobispo, recordando el tema del mensaje de León XIV para la Jornada Mundial de la Paz de 2026, «La paz sea con todos ustedes: hacia una paz desarmada y desarmante», expresó su deseo de que los jóvenes puedan «aceptar esta invitación dondequiera que vivan, con sus familias y amigos, en la escuela, en el trabajo, en el deporte, anunciando un mensaje de verdadera esperanza y de promoción de la paz, promoviendo la armonía entre todos los pueblos».

Crédito de la nota: Vatican News.