17 septiembre, 2025

Apoyar la misión jugando al fútbol

Ese es el objetivo tras la campaña lanzada por Catholic Mission Australia, las Obras Misionales Pontificias, que tiene como nombre «Socktober», porque busca que en el mes de las Misiones, octubre, los niños de los colegios del país tomen conciencia de la realidad cotidiana de los niños que viven en la misión.

Se trata de crear y jugar con balones de fútbol creados con materiales reciclados. Más que un simple balón, es un gesto simbólico. «Socktober», juega con las palabras en inglés «october», por octubre, «soccer», fútbol, y «sock», calcetín, por estar muchos de estos balones hechos con viejos calcetines.

«Socktober» busca, a través de divertidas actividades con temática futbolística, invitar a los estudiantes a reflexionar sobre la realidad cotidiana de los niños en comunidades vulnerables. El fútbol es un deporte que juegan niños de todo el mundo: en patios de escuelas, parques, jardines y calles. Sin embargo, muchos de estos niños no tienen acceso a los balones de cuero perfectamente redondos que suelen usar los niños australianos. Esta carencia la suplen con su ingenio y crean sus propios balones con lo que tienen a mano: retazos de tela, calcetines, bolsas de plástico, cuerda o cintas.

La actividad práctica de hacer un balón parecido, junto a los recursos en línea que se ponen a disposición de profesores, catequistas y animadores, permite a los participantes comprender los desafíos a los que otros niños como ellos enfrentan cada día y los inspira a responder con compasión y solidaridad. «Socktober» se convierte así en una forma tangible para que los estudiantes actúen, creando conciencia y recaudando fondos para apoyar a las comunidades necesitadas.

Este año, «Socktober» quiere poner el foco en un lugar en concreto, en la Diócesis de Mpika, Zambia, donde las familias sufren una devastadora crisis de alimentos. La grave sequía de 2024, sumada a las dificultades económicas, ha sumido a la región en un ciclo continuo de inestabilidad. Con tan solo 175 gramos de maíz asignados por persona al día (la mitad de la cantidad necesaria para sobrevivir), muchas familias no pueden satisfacer sus necesidades nutricionales básicas y la salud de los niños está en riesgo. Para romper este ciclo, Mons. Edwin Mulandu, el obispo de la diócesis, lanzó el Proyecto Molino de Maíz: una iniciativa local que promueve la seguridad alimentaria, la dignidad económica y el cuidado de la creación. Además de construir una economía sostenible liderada por mujeres, el proyecto beneficia a toda la comunidad, garantizando que los negocios y las familias locales puedan comprar maíz a un precio justo. Este es el tipo de proyectos que apoyan las Obras Misionales Pontificias.

Con «Socktober» se busca que estudiantes y jóvenes tomen conciencia y marquen una verdadera diferencia, solidarizándose con sus hermanos y hermanas de todo el mundo. Ofrece una forma segura de recaudar fondos y participar en actividades significativas que estimulan las manos, la mente y el corazón. Los participantes de esta iniciativa en Australia tienen una página web donde informarse y obtener recursos en línea, www.socktober.org.au.

Crédito de la nota: OMPRESS.