5 noviembre, 2025

Octubre misionero y la lucha contra la desnutrición en Indonesia

El mes misionero de octubre en el vasto archipiélago de Indonesia ha estado marcado por dos iniciativas dirigidas a adolescentes y jóvenes, ambas coordinadas por las Obras Misionales Pontificias (OMP): la «Escuela misionera para adolescentes» y la «Escuela de animadores misioneros».

Este año, además, ha tenido una característica especial: el compromiso en la lucha contra la desnutrición y el hambre. «Para 2025, más de mil 400 animadores misioneros en todo el país habrán completado este proceso formativo y serán como levadura en las distintas diócesis y regiones de Indonesia, tan diversas entre sí», explica el padre Alfonsus Widhiwiryawan, misionero javeriano y director nacional de las OMP en Indonesia.

Estas iniciativas, añade, han sido concebidas y organizadas a partir de una convicción: «Todos estamos llamados a ser testigos de esperanza y fe, y también los jóvenes pueden ser misioneros entre sus compañeros».

El padre Alfonsus ha invitado a los adolescentes «a ser portadores de esperanza y de la alegría del Evangelio en la vida cotidiana y también en el mundo digital», un ámbito que los jóvenes indonesios frecuentan con gran asiduidad. «Participando en momentos de formación y reflexión –explica- los jóvenes se preparan y maduran la conciencia de convertirse en anunciadores del Evangelio en sus propios entornos: en las familias, las escuelas y las comunidades».

El padre Widhiwiryawan ha relatado como ha sido la celebración nacional realizada en la diócesis de Sibolga, en la isla de Sumatra, calificandola como «un testimonio vivo de fe y compromiso misionero». Mons. Aloysius Maryadi Sutrisnaatmaka, obispo de Palangka Raya y presidente de la Comisión para las Misiones de la Conferencia Episcopal de Indonesia, al presidir la Eucaristía por la Jornada Mundial de las Misiones, ha renovado la llamada a «ser peregrinos de esperanza en Indonesia, caminando juntos y llevando la luz de Cristo a todos los ámbitos de la vida y de la sociedad».

«En este Año Jubilar –ha afirmado el obispo Sutrisnaatmaka- somos peregrinos de esperanza cuando vamos más allá de nosotros mismos: la misión no es un deber ni una carga, sino una gozosa entrega del amor y de la fe al mundo». Además, ha recordado también que la obra misionera «no está reservada a sacerdotes o religiosos, sino que es la vocación de todo bautizado. Todos somos misioneros porque estamos llamados a proclamar el amor de Cristo a través de nuestras buenas obras. Y mediante ellas revelamos el rostro de Dios a los demás».

La misión, ha dicho para concluir, «comienza con dos actitudes esenciales: el valor de salir de la propia zona de confort y un corazón dispuesto a compartir y a donar generosamente, haciendo el bien a los demás».

Crédito de la nota: Agencia Fides.