Es en la interconexión entre el cambio climático, el aprovisionamiento de agua y de alimentos, la pobreza y la migración en lo que se centran los discursos del Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en la COP27, que se inauguró el 6 de noviembre en Sharm el-Sheikh. La advertencia que en nombre del papa Francisco aporta el cardenal a la cumbre internacional es que es necesario aprovechar esta nueva oportunidad para abordar seriamente los cuatro pilares del Acuerdo de París: mitigación, adaptación, financiación y pérdidas y daños. Pilares que, señala, son «una cuestión de justicia y equidad».
El compromiso de la Santa Sede de lograr cero emisiones en 2050
En la XXVII Sesión de la Conferencia de las Partes -la primera en la que la Santa Sede participa como Estado Parte tanto de la Convención como del Acuerdo de París- Parolin se hace eco del deseo del Papa en Bahréin: «que la COP27 sea un paso adelante para opciones concretas y con visión de futuro, tomadas pensando en las generaciones más jóvenes, antes de que sea demasiado tarde y se comprometa su futuro». También recuerda el anuncio del Pontífice en 2020 de que la Santa Sede se comprometería a alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, respondiendo en dos niveles, intensificando los esfuerzos para mejorar su gestión ambiental, y promoviendo la educación en ecología integral. «De hecho las medidas políticas, técnicas y operativas no son suficientes, sino que deben combinarse con un enfoque educativo que promueva nuevos estilos de vida, fomentando un modelo renovado de desarrollo y sostenibilidad basado en el cuidado, la fraternidad y la cooperación», señaló Parolin.
Debemos ser responsables, valientes y con visión de futuro
A continuación, sus pensamientos se dirigen a la pandemia del Covid-19 y a los conflictos en todo el mundo que «corren el riesgo de socavar la seguridad mundial, exacerbar la inseguridad alimentaria, socavar el multilateralismo e incluso eclipsar nuestros esfuerzos aquí en Sharm el-Sheikh», puntualizó Parolin. «No podemos permitir que esto ocurra».
Los países estructurados en bloques aislados e insostenibles «no ayudan a la causa que sigue siendo planetaria». Por eso el purpurado invita a aprovechar esta coyuntura como un momento para poner en juego la solidaridad internacional e intergeneracional. «Debemos ser responsables, valientes y con visión de futuro no sólo por nosotros, sino también por nuestros hijos».
Crédito de la nota: Vatican News.
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