Una invitación, un llamamiento y un saludo. Una invitación a «promover, acompañar e integrar» a los refugiados que llaman a nuestras puertas, en vísperas de la Jornada Mundial dedicada a ellos. El llamamiento a seguir rezando por la paz en los territorios desgarrados por la guerra, «una derrota desde el principio». Y el saludo al «noble» y «valiente» pueblo chino. La mirada del Papa, al final de la audiencia general, está fija en la hoja en blanco pero se amplía al mundo entero.
Acoger, promover, acompañar e integrar
En la Plaza de San Pedro, Francisco – tras concluir su catequesis sobre el tema del Espíritu Santo y la oración – en sus saludos en italiano recordó que mañana, 20 de junio, se celebrará la Jornada Mundial del Refugiado, una cita anual promovida por las Naciones Unidas para reconocer la fuerza, el coraje y la perseverancia de millones de personas obligadas a huir en todo el mundo a causa de las guerras, la violencia, las persecuciones y las violaciones de los derechos humanos.
Precisamente pensando en estas personas – a la luz también de las recientes tragedias en el Mediterráneo, con el vuelco de una embarcación frente a las costas de Calabria que dejó más de 60 desaparecidos (26 niños) y un naufragio con diez muertos al sur de Lampedusa – Jorge Mario Bergoglio expresó el deseo de que el aniversario de mañana «sea una oportunidad para dirigir una mirada atenta y fraterna a todos aquellos que se ven obligados a huir de sus hogares, en busca de paz y seguridad».
A continuación, Francisco repitió los cuatro verbos que predica desde hace años para afrontar la emergencia migratoria.
“Todos estamos llamados a acoger, promover, acompañar e integrar a quienes llaman a nuestras puertas. Rezo para que los Estados se esfuercen por garantizar condiciones humanas a los refugiados y facilitar los procesos de integración”.
La guerra, una derrota desde el principio
El tema de las migraciones se entrelaza dramáticamente con el de la guerra. Como siempre en cada ocasión pública, el papa Francisco pidió a los miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a los conectados de todo el mundo que no se cansen de rezar por la paz y por los pueblos que, en medio de bombardeos, incursiones, hambre y violencias de diverso tipo, sólo la ven como un espejismo.
“Sigamos rezando por la paz. La guerra es siempre una derrota, desde el principio. Recemos por la martirizada Ucrania, por Tierra Santa, Sudán, Myanmar y dondequiera que la gente sufra por la guerra, recemos a diario por la paz”.
Crédito de la nota: Vatican News.
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