El versículo del profeta Isaías, «Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse», es el que ha inspirado el tema de la XXXIX Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en las Iglesias particulares. Ayer, 17 de septiembre, se dio a conocer el mensaje del papa Francisco en vistas de esta cita, que ve en el Jubileo un contexto especial. La llamada del Obispo de Roma es a vivirlo no como turistas persiguiendo selfies, sino como verdaderos peregrinos.
La mirada del Papa hacia los jóvenes se confirma como una mirada de afectuosa aprehensión, de enérgico aliento, sobre todo en un tiempo, el actual, lleno de incertidumbres y dolores que se están haciendo planetarios.
Numerosas veces el Papa ha dicho a los jóvenes que venzan la pereza, que no se queden mirando la vida «desde el balcón». Lo hace también en este mensaje, recordándoles que la vida es una peregrinación hacia la felicidad, es caminar.
Las presiones sociales sobre el estudio, el trabajo, la vida personal pueden llevar, es consciente el Papa, a un estado crónico de cansancio y depresión que se intenta llenar con «un activismo vacío» con la consecuencia de un «estado de apatía e insatisfacción de quien no se involucra en nada, no se decide, no elige, nunca arriesga». Es la condición de quienes ven y juzgan el mundo «desde detrás de una pantalla, sin jamás “ensuciarse nunca las manos” con los problemas, con los demás, con la vida».
Con una metáfora deportiva, importada también del san Pablo, exhorta a los jóvenes a caminar en la esperanza, que «vence todo cansancio, toda crisis y toda ansiedad, dándonos una fuerte motivación para seguir adelante». Vivir, en definitiva, como protagonistas y no como espectadores. En el cansancio, subraya el mensaje, debemos aprender «a descansar como Jesús y en Jesús». Así, el Papa invita a redescubrir el don de la Eucaristía, como lo fue para el beato Carlo Acutis, pronto canonizado, «un joven que hizo de la Eucaristía su cita cotidiana más importante».
Esperando que muchos jóvenes vengan a Roma durante el Jubileo, el Pontífice indica las tres actitudes necesarias para vivir esta cita como «incansables misioneros de la alegría»: acción de gracias, búsqueda y arrepentimiento.
Crédito de la nota: Vatican News
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