Escapar de la violencia en sus países de origen no significa evadir los peligros y no afrontar condiciones donde el abuso y la incertidumbre imperan; «Save The Children» divulgó este 5 de mayo la realidad de los niños desplazados por la violencia que arribaron a las principales ciudades fronterizas de México: Ciudad Juárez, Reynosa y Tijuana.
Albergues donde se hallan hacinados, sin acceso a la educación y con sus derechos vulnerados son las condiciones a las que los menores de enfrentan; aunado a ello, la separación familiar resulta en una de las graves problemáticas que aquejan a los niños, quienes están expuestos a la inseguridad, la violencia e incluso, a la explotación y reclutamiento de parte de grupos irregulares, de acuerdo a lo expuesto por la organización.
Huérfanos en el camino
«El crimen organizado tiene muchas formas de encontrarte y agarrarte. Hay muchas áreas donde es difícil huir si estás tratando de escapar», comentó un entrevistado de 16 años a «Save The Children», quien se encuentra solo en Ciudad Juárez.
No se trata de un caso aislado, aseguró en la investigación la organización, dado que «el número de niños no acompañados que emprenden el viaje a México se ha disparado en los últimos años, pasando de casi 69 mil 500 en 2019 a más de 137 mil en 2023».
Tales condiciones de desamparo dejan en un estado de exposición a la violencia sexual y de género a los menores, especialmente a las niñas, quienes se ven obligadas a vivir confinadas en albergues sobrepoblados o en zonas inseguras, «donde incluso las libertades básicas –como salir al exterior– están restringidas por el miedo al secuestro».
Los jóvenes hablan
Con la determinación de hallar soluciones para la problemática a la que se enfrentan tantos menores de edad, la organización se dispuso a escuchar la valoración de los adolescentes de entre 14 y 20 años que colaboran con «Save The Children».
Como respuesta, la mayor parte de los jóvenes admitió sentirse preocupados ante el aumento de casos de violencia y exclusión, a pesar de no haber sido objeto de discriminación o maltrato directo; por ello, llegaron a la conclusión de que la violencia juvenil es una problemática que se podría combatir desde la raíz, «creo que la escuela tiene un papel importante. […] Creo que es un problema que se puede resolver de raíz, sólo cambiando el enfoque educativo».
Crédito de la nota: Save the Children y Vatican News
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