Misioneros Combonianos
13/01/21
«A medida que nos adentramos en el segundo año de la pandemia de Covid-19, y los casos siguen aumentando en todo el mundo, no se deben escatimar esfuerzos para mantener las escuelas abiertas o para darles prioridad en los planes de reapertura», así lo afirmó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore en una declaración publicada en Nueva York.
Si bien existen pruebas «contundentes» acerca de los efectos del cierre de las escuelas sobre los niños y cada vez hay más evidencia de que las aulas no son la causa de la pandemia, la directora manifestó que en muchos países se ha optado por mantener las escuelas cerradas y algunas no abren desde hace casi un año.
Añadió que el precio de su cierre «fue devastador», y que en el momento más duro de los confinamientos a causa de la pandemia afectó a 90 por ciento de los estudiantes del mundo y privó de acceso a la educación a distancia a más de una tercera parte de menores en edad escolar.
«Se prevé que el número de niñas y niños que no van a la escuela aumente en 24 millones, un nivel que no se había registrado en años y contra el que hemos luchado intensamente».
Por esa razón, la ejecutiva recordó que «la capacidad de los niños de leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas se ha deteriorado, y las habilidades que necesitan para salir adelante en la economía del siglo XXI han disminuido».
Agregó que, debido a la ausencia de las comidas escolares, los niños están hambrientos y su nutrición ha empeorado: «A causa de la falta de interacciones diarias con sus compañeros y la reducción de la movilidad, están perdiendo su forma física y muestran síntomas de trastornos mentales». Asimismo, al no disponer de la red de seguridad que suele brindarles la escuela, la directora aseveró que «los niños están más expuestos al abuso, al matrimonio infantil y al trabajo infantil».
Henrietta Fore dijo que es preciso «garantizar que los niños que corren peligro de ser víctimas de la violencia en sus hogares, que dependen de los menús escolares y cuyos progenitores son trabajadores esenciales puedan continuar su educación en la escuela». Y concluyó que en caso de confinamiento, «las escuelas deben ser de las primeras en reabrir cuando las autoridades comiencen a suprimir las restricciones, y deben tener prioridad con el fin de garantizar que los niños que no hayan podido estudiar a distancia no se queden rezagados. Si los niños tienen que afrontar otro año sin escuela, los efectos seguirán haciendo estragos en las próximas generaciones».
Fuente: vaticannews.va
Más historias
Papa Francisco: «Estoy escribiendo una segunda parte de Laudato si’»
Después de la sequía
El Papa recibe carta de Pablo, joven español fallecido a los 21 años