vaticannews.va
03/02/21
Hay 152 millones de menores a los que se les impide asistir a la escuela, al deporte y a las actividades de ocio, porque se les emplea, a menudo contra su voluntad, en actividades laborales. El fenómeno afecta sobre todo al continente africano, donde se concentra la mitad de los niños trabajadores.
La revista Nigrizia, de los Misioneros Combonianos, es una de las que más atención presta a esta realidad, especialmente en este año que la ONU ha dedicado a la eliminación del trabajo infantil. Según su director, el padre Filippo Ivardi, «la situación no puede subestimarse y debe cuestionarnos cada vez más. Además, la pandemia no ha limitado el trabajo infantil, al contrario, lo ha exacerbado con excesos cada vez más evidentes».
Muchos niños se enfrentan a un trabajo excesivo para su edad, en minas, en zonas rurales para recoger agua o leña, o en trabajos domésticos. Esto afecta especialmente a las niñas y a menudo, además del trabajo, existe el riesgo de que sean objeto de abusos de todo tipo, incluido el sexual. Detrás de todo esto –dice el padre Ivardi– hay un sistema económico mundial que fija su desarrollo en la explotación de los lugares donde hay materias primas. «Un ejemplo para todos es el preciado coltán, mineral indispensable para los teléfonos móviles y para cuya extracción, especialmente en el Congo, se emplean trabajadores muy jóvenes».
En varios países africanos, subraya el misionero, se obliga a los niños no sólo a trabajar, sino a tomar las armas y se les utiliza en los conflictos: desde Libia hasta el Congo y, actualmente, en la región de Tigray, al norte de Etiopía, donde se desarrolla un sangriento conflicto.
Fuente: vaticannews.va
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