20 abril, 2024

Misionera en Camerún comparte sus experiencias y preocupaciones

La hermana María José de la Plata cuenta cómo es el trabajo misionero en Camerún, país que desde hace ya cinco años padece la violencia de grupos separatistas, lo que ha provocado el cierre de escuelas y falta de oportunidades para los jóvenes.

La hermana María José de la Plata, religiosa Calasancia, escribe desde su misión en Bamenda, Camerún, en la zona anglo parlante de este país dividido por una crisis interna en dos bandos, la zona anglófona y la zona francófona.

Es el conflicto que mantienen las zonas anglófonas – la “Ambazonia” proclamó de forma unilateral su independencia de Camerún en octubre de 2017 – con el gobierno central de Yaundé. Los enfrentamientos entre guerrilleros ambazónicos y el ejército camerunés han provocado el desplazamiento forzoso de más de 600 mil personas, la muerte de cientos de activistas, así como el cierre de colegios y centros médicos, mucho antes de la llegada del coronavirus. Un conflicto que se remonta a la independencia de Camerún, en 1961, tras la unificación de las colonias francesa y británica en un solo país.

“Vivo en un barrio llamado Futru, en la zona de la misión St. Michael, en Bamenda, Camerún. La comunidad desarrolla la misión calasancia en un infantil con cerca de 300 alumnos, una casa hogar con niñas de edades comprendidas entre infantil y secundaria y un centro de promoción de la mujer. La casa además es casa de formación. Yo soy la superiora, así que animo y acompaño esas tres obras que son dirigidas por tres hermanas más jóvenes. Además soy la formadora, esa es mi principal misión. Tenemos aspirantado, postulantado y noviciado.

En Camerún hay una crisis sociopolítica de ya cerca de cinco años, debido a la injusticia y discriminación que la parte inglesa del país, en la que resido, sufre frente a la parte francesa donde se encuentra la capital política y económica. Durante varios años las escuelas permanecieron cerradas, en concreto en algunas zonas continúan así. Bamenda y Futru en particular es un oasis donde reina relativa y latente calma, de tal manera que podemos abrir todas las obras, respetando días de huelgas, cierres y demás.

A pocos kilómetros la situación es bien distinta. La gente corre al bosque cuando militares o separatistas aparecen armados. Cuando todo parece tranquilo aparece la noticia de que han matado a alguien, bien militar, bien separatista, o hay un día de cierre total que paraliza la zona, mercado, colegio… Es la gente de a pie la que sufre, porque viven al día. Si no venden, no obtienen dinero.

Camerún rara vez aparece en las noticias. Esta crisis continúa. Si me preguntas por una intención te diré que por la solución pacífica y el fin de esta crisis. Niños sin poder ir a la escuela. Jóvenes que tampoco se pueden examinar ni cambiar su futuro. Familias y multitud de personas desplazadas a zonas de más seguridad”.

Crédito de la nota: OMPRESS.