En un artículo publicado en L’Osservatore Romano, el Presidente del Comité Paralímpico Internacional, Andrew Parsons, habló de los retos de los próximos años para cambiar el modo en que es percibido el 15% de la población mundial con discapacidad. Aquí el texto íntegro:
Apenas puedo creer que finalmente estemos en Tokio 2020. Muchos dudaban que estos días de deporte llegaran a llevarse a cabo realmente, creyendo que era imposible organizar los Juegos Paralímpicos a causa de la pandemia. Pero gracias al esfuerzo de tanta gente, que nunca perdió la fe y la esperanza, el acontecimiento deportivo más… «transformador» del mundo ya está en marcha.
Como familia paralímpica honraremos esta confianza, daremos contenido a esta esperanza, asegurándonos de que el excepcional ‘legado’ que los Juegos dejan puntualmente al país anfitrión consista, realmente, en una nueva percepción de las personas con discapacidad. Mediante un cambio de mentalidad.
¡Queremos mucho más! No sólo queremos cambiar la forma de ver la discapacidad en Japón. ¡Queremos cambiar la cultura del mundo entero!.
Por ello, el Comité Paralímpico Internacional y la Alianza Internacional de la Discapacidad han concebido, lanzado y apoyan ahora la campaña «WeThe15» (Nosotros el 15). Que a lo largo de los próximos diez años pretende lanzar un reto continuo para cambiar la forma en que se percibe ese 15% de la población mundial con discapacidad.
«WeThe15» arrojará luz sobre la vida cotidiana de ese 15% de la población mundial y hará todo lo posible por romper las barreras. Para que todas las personas con discapacidad puedan desarrollar su potencial y participar activamente en una sociedad verdaderamente integradora.
Por eso, con el apoyo de muchas organizaciones internacionales, de la sociedad civil – pero también del enramado empresarial y de los medios de comunicación – queremos situar a mil 200 millones de personas con discapacidad en el centro de la agenda global de inclusión.
Sin embargo, un evento que sólo tiene lugar cada cuatro años no es suficiente. Depende de cada uno de nosotros hacer nuestra parte, cada día, para construir una sociedad más inclusiva en cada país, en nuestras ciudades, en nuestras comunidades.
El nuevo mundo post-pandémico tendrá que ser construido de una manera mejor que antes. Tendrá que caracterizarse por sociedades en las que haya oportunidades para todos.
Recuerda también que cuando los Juegos se pospusieron hace un año, los atletas paralímpicos fueron un faro de esperanza. Ni siquiera cuando la sombra de la incertidumbre era más oscura dejaron de entrenar, de perseguir sus sueños. Y nunca dejaron de creer que estarían aquí, en Tokio, estos días.
Los atletas paralímpicos son una fuerza de la naturaleza, una fuerza del bien. Su resistencia ha devuelto la esperanza a muchas personas que la habían perdido.
Estos atletas no están solos. Junto a ellos están los Comités Paralímpicos Nacionales y las Federaciones Internacionales que les han apoyado en este momento sin precedentes para la humanidad.
Pero ésta es, precisamente, la fuerza del movimiento paralímpico: trabajar juntos para garantizar que los atletas tengan la mejor plataforma para «brillar», para dar lo mejor de sí mismos.
Los atletas paralímpicos lo han dado todo para estar aquí en Tokio: «sangre, sudor y lágrimas». Ahora es su momento de mostrar al mundo su capacidad, su fuerza, su determinación.
Si el mundo los ha etiquetado como «discapacitados», ahora es el momento de reetiquetarse: campeón, héroe, amigo, colega, modelo. O simplemente un ser humano.
Estos extraordinarios atletas son lo mejor de la humanidad y los únicos que pueden decidir quién y qué ser en sus vidas, a pesar de todo. Con sus demostraciones saben que pueden cambiar su propia vida. Pero, sobre todo, saben que podrían cambiar, y para siempre, la vida de mil 200 millones de personas.
Este es el poder del deporte: transformar vidas y hacer comunidad. El cambio puede comenzar realmente con el deporte. Y ahora, en Tokio, los atletas paralímpicos intentan cambiar el mundo.
Crédito de la nota: Vatican News.
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