11 diciembre, 2024

Apoyo a los jóvenes para vivir «una dimensión cristiana y misionera»

Los Misioneros Combonianos en Togo han remontado esfuerzos en estas épocas de inflación y otras crisis mundiales, para apoyar, sobre todo, a los jóvenes que en ese país no cuentan con acceso a la educación.

«El objetivo es crear una granja para la producción de maíz, yuca y procesamiento de cacahuetes. La idea surge de la necesidad de crear una fuente de sustento para nuestra comunidad y de poner a trabajar a jóvenes desempleados; al mismo tiempo, queremos compartir las buenas prácticas agrícolas que hemos adquirido en los últimos años». Así lo cuenta el padre Pierre Latevi, misionero comboniano, hablando del nuevo proyecto agrícola que los hijos espirituales de san Daniel Comboni están llevando a cabo «especialmente para acompañar a los jóvenes hacia una dimensión cristiana y misionera», subraya.

En un contexto económico y social cada vez más afectado por el aumento de la inflación, los misioneros intentan aportar su apoyo: «Hacemos todo lo posible para ayudar a nuestra gente -dice el padre Pierre- en medio de los numerosos desafíos diarios; Dios nos da fuerza y valor para seguir adelante. En primer lugar –explica- intentamos llevar a cabo nuestro ministerio celebrando la misa todos los días con los fieles, tratando de satisfacer las necesidades de trabajo de los habitantes, la mayoría de los cuales son agricultores. Además, dado el gran número de pueblos de los alrededores, no podemos celebrar la misa los domingos en todos los lugares; así que vamos durante la semana, visitamos a los enfermos en sus casas, rezamos con ellos, damos la comunión y celebramos el sacramento de la confesión».

El padre Pierre señala que «la mayoría de la población es analfabeta y no ve la necesidad de animar a sus hijos a estudiar. Otros que lo desean no tienen la posibilidad económica y renuncian a ella para trabajar. Todo esto afecta al desarrollo de los pueblos donde trabajamos, pero intentamos ayudarles a comprender el valor de la educación y a cuidar el entorno en el que viven».

Las escuelas de Lomé fueron construidas por los primeros misioneros y ahora son gestionadas por el gobierno. «En la actualidad -dice el padre Latevi- los combonianos somos responsables de una de las escuelas primarias, a la que acuden la mayoría de los alumnos para recibir educación gratuita, ya que la mayor parte de ellos no puede pagar las tasas escolares. Además -continúa-, como no tenemos medios de transporte, ayudamos a los enfermos a llegar a los hospitales y a menudo ocurre que las mujeres embarazadas dan a luz en nuestro coche antes de que lleguemos. Nuestro autobús escolar se convierte en el principal medio de transporte para todos, ya sea para llevar los féretros al cementerio después de las misas fúnebres, o para actividades comunitarias, retiros, talleres, en algunas de las estaciones periféricas».

«El reto relacionado con esta iniciativa no es sólo utilizar técnicas de procesamiento que respeten el medio ambiente, sino también reducir la tasa de desempleo, el hambre y la pobreza y, por último, pero no menos importante, ayudar a los jóvenes a responsabilizarse de encontrar un papel en la sociedad».

«Desde hace varios años -dice el comboniano- llevamos a cabo proyectos de horticultura que implican directamente a muchos niños que acuden a nuestra comunidad. Hasta la fecha debido a la falta de medios económicos, estamos buscando benefactores y ONG para financiar este proyecto. Es importante sensibilizar al gobierno para que financie proyectos de este tipo, porque tienen un profundo valor cultural».

Crédito de la nota: Agencia Fides.