Así lo ha afirmado el padre Junior Moreira, MI, Consejero Provincial de la Pastoral de la Salud y de la Misión en Brasil, explicando que desde septiembre de 2023 hasta septiembre de 2024, los religiosos Camilos se han unido a la llamada del Papa Francisco y de la naturaleza, viviendo un tiempo privilegiado de conversión, de toma de conciencia, de cambio de estilos de vida personales y comunitarios y de cuidado del Planeta Tierra, llamado Año Camiliano Laudato si’.
«Muchas iniciativas y actividades de concientización ecológica y de cuidado de nuestra casa común están teniendo lugar en nuestras instituciones», continúa el misionero. «Encuentros sobre alimentación y hábitos de vida saludables, información sobre energías renovables y la necesidad de difundirlas en los mercados de consumo, concienciación sobre la necesidad de un consumo responsable, promoción de prácticas para el cuidado del aire, la fauna y la flora que conforman nuestro hábitat, etc. Con ello, hemos observado una creciente concienciación y sensibilización entre las personas sobre la relación que existe entre nosotros, los seres humanos, y el mundo en el que vivimos. Se ha desarrollado una fructífera reflexión sobre la dimensión ecológica de la espiritualidad, que tiene como característica fundamental el cuidado integral del ser humano. Asimismo, se ha difundido el cultivo de una espiritualidad ecológica, ha crecido la conciencia de que cuidar el medio ambiente es también cuidarnos a nosotros mismos y que “un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios” (LS, 8)».
Se han propuesto cursos de formación y orientación para individuos y comunidades sobre el cuidado de la casa común, con el fin de concienciar a los religiosos, al personal sanitario y a los empleados de que el cuidado integral de los seres humanos depende del cuidado del hábitat de cada persona.
«Por último, hemos podido constatar una gran implicación de las personas en la vivencia y promoción de este Año Camiliano Laudato si’ -concluye el padre Moreira-, que es el resultado de la percepción de que no hay cambios duraderos sin cambios culturales, sin una maduración del modo de vida y de las creencias de la sociedad; no hay cambios culturales sin cambios en las personas».
Crédito de la nota: Agencia Fides.
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