27 abril, 2024

Calidad y calidez de la enseñanza

Hna. Liée Mramadji, misionera comboniana
desde Butembo, RDC

Soy Liée Mramadji Natingar, directora de la escuela primaria S. Daniel Comboni y del centro de recuperación escolar San Daniel Comboni de Butembo. En esta zona vivimos en un contexto de inseguridad total y de guerra. El secuestro de niños está a la orden del día, y esto nos preocupa mucho a todos y de modo particular a los padres. Todo esto influye en los niños y en su rendimiento escolar.

Por ello en mi trabajo en el ámbito escolar, lo primero que busco es la calidad de la enseñanza de los niños cuya educación se me confía y también que encuentren un lugar donde se sientan seguros. La formación del niño que es el futuro de la nación, de la Iglesia. Este es mi campo de batalla.

Las causas del bajo rendimiento escolar son muchas. Cuando hay niños indisciplinados, por ejemplo, llamo a los padres e intentamos comprender el origen de ese comportamiento: ¿Qué hace que el niño duerma todo el tiempo en clase? ¿Por qué llega siempre tarde a la escuela? ¿Está siempre aislado de sus amigos? ¿Está triste? ¿Trabaja demasiado en casa? ¿No come lo suficiente? ¿Está traumatizado? ¿Está mal supervisado o educado en casa? ¿Vive con sus padres? ¿Los padres están vivos? Estas preguntas pretenden indagar en el origen del problema del niño con el fin de elevar su nivel y buscar los medios para su buena adaptación a la escuela.

Otras veces puede ser por falta de material escolar. Entonces hay que hablar con los padres para que compren al niño lo que necesita. En ocasiones los padres muestran poco interés por la educación de sus hijos, como por ejemplo en casos de abandono paterno donde la madre tiene que ocuparse de todo. También nos encontramos con niños abandonados a ellos mismos con carencia de material escolar, de ropa, etc. En otros casos es al contrario, vienen ellos mismos a presentar las dificultades familiares.

Otras dificultades las encontramos con los niños desplazados por la guerra que no tienen pizarra, ni cuaderno ni bolígrafo. Incluso el comer cada día es un problema para ellos. Los padres vienen a expresar sus dificultades, porque se ven desbordados por la situación.

También los niños de la calle conocen situaciones muy duras. En ocasiones son niños abandonados por sus padres y cuyos abuelos asumen el hacerse cargo de ellos, pero en estos casos lo esencial para los abuelos es encontrar el medio de que el niño coma, la cuestión de la escuela no es importante y pasa a segundo plano. Este tipo de niños se sienten acomplejados en el entorno escolar, porque no tienen lo que necesitan para progresar en sus estudios como deberían. Y esto influye negativamente en su trayectoria escolar.

Muchos padres confían en mí. Están convencidos de que en este entorno educativo sus hijos reciben una buena educación, están bien seguidos y supervisados. La gente está muy contenta con esta escuela de reciente construcción. Para ellos, es una joya en este medio de inseguridad y guerra. Les da mucha esperanza porque es el futuro de sus hijos. Ahora los niños no tienen que recorrer grandes distancias para ir al colegio.

Mi presencia como directora, una monja africana en esta escuela, es una gran alegría para ellos. Para algunos, es el sueño de San Daniel Comboni de “salvar África con África”. Veo que la gente confía mucho en mí. Lo noto en el sincero compartir que hacen conmigo.