«El verdadero campeón en casa de los Samele no soy yo, con mis títulos olímpicos y mundiales, sino mi hermano Francesco, que sigue enseñándonos la belleza de la vida con la ayuda de esos “santos” que son nuestros padres». Francesco, de 35 años, tiene síndrome de Down. Quien habla es Luigi Samele, que acaba de ganar la medalla de bronce en esgrima durante los Juegos Olímpicos de París, añadiéndola a una vitrina repleta de otras tres medallas olímpicas (en Londres y Tokio) y cinco mundiales, además de tres títulos europeos y nueve italianos. Apuliano, vive en Bolonia y es atleta de la «Fiamme Gialle».
«Francesco, al que llaman Checco, es dos años menor que yo y también tenemos un hermano mayor, Riccardo», dice Luigi. «Somos una familia muy unida, los tres hermanos y nuestros padres. Y Checco es la referencia central para todos. Checco me ha enseñado y me sigue enseñando muchas cosas y nunca dejaré de agradecérselo». De hecho, confiesa, «¡Nunca lo he tratado como “el hermano con discapacidad” porque las cosas no son así! Checco es un hombre, es mi hermano», reafirma: «no es un diagnóstico de discapacidad».
Luego, Luigi añade, si realmente queremos plantearlo en términos de capacidades, «Checco tiene habilidades con las que… ¡yo sueño! Con una simple mirada entiende sobre la marcha si estoy contento o no, sin necesidad de una palabra: y siempre acierta».
Basándose en la experiencia de su familia junto a Checco, Luigi va directo al grano: «A las personas con discapacidad se les sigue etiquetando con las palabras “diferente” o “especial”: la comunicación es fundamental y estos dos términos no cuentan la riqueza de la discapacidad de la forma adecuada. Checco es una persona, no debe ser tratado como alguien que no puede hacer nada, pero tampoco como un superhéroe».
Tras la medalla de París, entre los objetivos de Luigi figura un proyecto de deporte inclusivo, un auténtico campamento «para personas con síndrome de Down y formas de autismo que les permita practicar la esgrima». Naturalmente, se trata de una idea nacida en casa. «Checco siempre ha hecho deporte y es muy bueno nadando, ha ganado muchas competiciones», señala Luigi. Pero «el objetivo no es sólo ganar, como vivir una experiencia que le haga sentirse bien, sino como una oportunidad en el contexto social».
Crédito de la nota: Vatican News
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