La Razón de México

22/04/20

La pandemia global de coronavirus que ha dejado miles de muertos en diferentes partes del mundo está provoca efectos colaterales, como fábricas inactivas, puertos clausurados, plazas vacías, grandes concentraciones de personas postergadas con el objetivo de contener el crecimiento del contagio. Sin embargo, estas medidas también contribuyeron a «despejar» algunos cielos, playas y bosques y convertir el mundo en un escenario ideal para que ciertas especies salgan tras la ausencia de los humanos en las calles.

Además, el confinamiento obligatorio provocó la reaparición de diferentes especies de animales e insectos. Se puede evidenciar una creciente presencia de insectos como polillas, abejas y mosquitos, entre otros.

Lo que sí está bajando es la contaminación atmosférica producto de las actividades industriales. La NASA y la Agencia Espacial Europea afirmaron que, desde enero, sus satélites de monitoreo de contaminación sobre China detectaron enormes descensos de dióxido de nitrógeno, que es producido generalmente por los motores de vehículos, plantas termoeléctricas y fábricas.

Según datos de un satélite de la Agencia Espacial Europea, en Italia, la contaminación del aire disminuyó muchísimo; el silencio y el aire limpio reemplazaron el gran ruido de los turistas que abarrotaban los estrechos callejones de la ciudad y la contaminación causada por los potentes motores de las lanchas utilizadas por los residentes y trabajadores. Los habitantes de Venecia reportaron que las aguas de los canales se encuentran muy claras y se han visto algunos grupos de peces nadando en ellas.

En Acapulco se vio una ballena que jugueteaba en el mar enfrente de una de las playas más concurridas del mundo y ahora desiertas de seres humanos.

En cuanto a los animales que están apareciendo en las ciudades, está también la aparición de roedores, lo que es muy preocupante.

Redacción