Desde que abrió sus puertas, en el 2006, la escuela ha brindado oportunidades educativas a 692 niños, 68 de los cuales tenían autismo, cinco tenían problemas de la vista, 17 eran sordomudos… La lista es larga, aunque lo que los une es que la mayoría de los niños con discapacidades físicas y mentales provienen de familias pobres y, en gran medida, están aislados del mundo exterior. Con 150 plazas en esta escuela, además de cuidar a los niños, las hermanas se desviven por integrarlos en la sociedad a pesar de lo difícil que en muchas ocasiones resulta.
En una carta enviada a Missio Scotland, las Obras Misionales Pontificias en Escocia, la hermana Hana Mengitsu, directora de este centro, agradecía el apoyo que ha recibido para «seguir ofreciendo este servicio a los niños de familias económicamente pobres. El objetivo principal es proporcionar un buen espacio de comedor para que los niños puedan tener una comida saludable en la escuela».
«Actualmente tenemos 149 niños y 22 de ellos son niños con discapacidad. Les puedo asegurar que el proyecto beneficiará a los niños necesitados de la zona y permitirá que la escuela siga sobreviviendo. El proyecto provocará un cambio visible en la vida de estos niños» explicaba la hermana.
El director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Escocia, Vincent Lockhart, explicaba que los proyectos de las Obras Misionales Pontificias –también se está construyendo una Iglesia en Homecho, al sur de Addis Abeba–, no son solo edificios físicos o ayudas materiales.
Quienes trabajan y apoyan con su generosidad a las Obras Misionales Pontificias presentan «una visión de la Iglesia como una familia, en la que apoyamos a nuestros hermanos y hermanas en cualquier lugar a través de la oración y, si lo necesitan, con dinero. Compartimos lo que tenemos porque lo que tenemos viene de Dios». Además, añadía, «la Iglesia en Etiopía, o en Zambia, o en la India, o en cualquier lugar del mundo, nos está ayudando, porque hay un intercambio», explicaba haciendo referencia a las vocaciones, la oración y los bienes materiales. «Se trata de crear un sentido de Iglesia como familia».
Crédito de la nota: OMPRESS.
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