«Aunque el día de Pascua no es una festividad nacional en Bangladesh, una nación mayoritariamente islámica, las oficinas y tiendas suelen permanecer abiertas. Sin embargo, los cristianos tienen una dispensa especial y pueden celebrar la fiesta sin tener que ir a trabajar. Este año, gracias a condiciones climáticas favorables y a una situación política más estable tras las elecciones, la situación parece tranquila. Nos estamos preparando para celebrar la Pascua con serenidad y bajo la gracia de Dios», declara el padre Robert Hadima, sacerdote de la diócesis de Mymensingh.
«Durante los ritos de la Semana Santa, las iglesias están llenas de fieles -añade-. La gente acude a confesarse para recibir la misericordia de Dios y abrazar la nueva vida en Cristo. Además, se observa una participación interreligiosa, con creyentes musulmanes que, por cortesía y cercanía espiritual, asisten a la liturgia para celebrar la festividad y compartir saludos», relata el sacerdote.
Tampoco faltan las iniciativas de testimonio y evangelización. «Por ejemplo, en Mymensingh, después de la Vigilia Pascual, los jóvenes recorren las calles entonando himnos y cánticos, junto con el Aleluya pascual. Además, en los pueblos, el día de Pascua, las familias se reúnen en grandes asambleas donde comparten la comida pascual y la alegría de la resurrección».
Esto ocurre, explica, después de haber experimentado un período de Cuaresma marcado por la oración y la solidaridad. Prodip Palma, profesor en una escuela de Dhaka, testifica: «La Cuaresma es un tiempo especial, he transitado un camino de conversión», dice. Junto con su esposa y sus tres hijos, participa en el Vía Crucis de la iglesia católica de Tejgaon todos los viernes, inspirando a su familia a vivir el ayuno como una forma de acercarse a Cristo y a sus hermanos.
James Gomes, empleado de una ONG en la diócesis de Rajshahi, ha estado ahorrando durante más de un mes para ayudar a un estudiante necesitado. Él comparte: «Cada año, durante la Cuaresma, mi esposa y yo renunciamos a comer carne y pescado, y donamos el dinero que hubiéramos gastado a un estudiante pobre para que pueda pagar sus matrículas de examen».
Por otro lado, Arpona Rozario, una costurera de 55 años y madre de tres hijos, ofrece descuentos a sus clientes, incluso a aquellos que no son cristianos, como un gesto simbólico «en honor a Jesucristo». A través de su trabajo, Arpona busca difundir el mensaje de amor y sacrificio de Jesús.
Estos testimonios han surgido de un encuentro cuaresmal de fieles bangladesíes que, con el fin de prepararse espiritualmente para la Pascua, se han reunido en Gazipur durante los últimos días, bajo la dirección del arzobispo Bejoy N. D’Cruze, OMI. El arzobispo ha exhortado a los fieles a seguir utilizando las «armas» del cristiano, es decir, el ayuno, la oración y la caridad, «para amar a Dios y al prójimo», preparando sus corazones «para acoger a Jesucristo que da nueva vida a cada uno por la resurrección».
La fe de los católicos bangladesíes no ha estado separada de su compromiso caritativo: muchos voluntarios se han sumado a la campaña de Cuaresma de Cáritas denominada «Teg O Sbeha Abhijan» (Sacrificio y servicio), que se ha desarrollado durante toda la Cuaresma y perdurará hasta el 31 de marzo, con la participación de todas las diócesis. La iniciativa ha promovido la recaudación de fondos y la asistencia humanitaria entre las familias, tanto cristianas como no cristianas, para luego beneficiar a los más necesitados mediante programas de desarrollo, educación o atención médica a niños y ancianos.
Crédito de la nota: Agencia Fides.
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