Cada Día mundial del Sida gira en torno a un tema diferente. Este año el lema es: «Poner fin a las desigualdades. Poner fin al Sida. Poner fin a las pandemias», el cual incorpora toda una lista de desafíos sobre los que se ha alertado en todo el mundo.
Establecido en 1988, el Día mundial del Sida fue el primero dedicado a la salud en todo el mundo. Desde entonces las agencias de las Naciones Unidas, los Gobiernos y la sociedad civil se reúnen cada año para luchar en determinadas áreas relacionadas con el VIH.
En todo el mundo se llevan a cabo actividades de concienciación, mientras que mucha gente decide llevar un lazo rojo, que es el símbolo universal que muestra el apoyo y la solidaridad para con las personas que viven con el VIH y sus familiares.
El Día Mundial del Sida sigue siendo tan importante hoy como cuando empezó, y continúa recordando a la sociedad y a los Gobiernos que el VIH no ha desaparecido.
Es fundamental aumentar la financiación para la respuesta al Sida, así como es esencial que la sociedad en su conjunto tome conciencia de cómo el VIH afecta la vida de las personas, para que de este modo podamos poner fin al estigma y la discriminación, y consigamos mejorar la calidad de vida de las personas que viven con la enfermedad.
Tratamientos sanitarios justos y eficaces en la lucha contra el SIDA
Durante la Audiencia General el Papa recordó las numerosas personas afectadas por este virus, «para muchas de las cuales, en algunas partes del mundo, no hay acceso a los tratamientos esenciales». Por ellos el Pontífice manifestó la esperanza de que «se renueve el compromiso de solidaridad para garantizar tratamientos sanitarios justos y eficaces».
Crédito de la nota: ONU Sida / Vatican News.
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