«La Navidad trae la ternura de Dios al mundo, despertando la alegría y la esperanza en todos. Y estos sentimientos, los artistas también los saben revivir y difundir con su talento». Estas fueron las primeras palabras que el papa Francisco dirigió a los organizadores y artistas de la 29ª edición del Concierto de Navidad, que se celebrará mañana a las 7 de la tarde en el Auditorium Conciliazione, y que será retransmitido en Nochebuena.
«La ternura nace del amor, es como el lenguaje del amor, cuando quieres a un niño, lo acaricias, cuando quieres a tu novia la acaricias, a tu novio lo acaricias, nace del amor, el gesto del amor es el más sencillo (…) Quiero repetirlo: el lenguaje de Dios es la cercanía, la compasión y la ternura. Las tres cosas juntas», dijo Francisco.
Para el Pontífice, la imagen de la Natividad es la ternura que fue plenamente restaurada por el primer pesebre de la historia:
«San Francisco de Asís, con su pesebre viviente en Greccio, quiso representar lo que había sucedido en la gruta de Belén, para que pudiera ser contemplado y adorado. El “pobre de Asís” se llenó de una ternura que le hizo llorar al pensar en la pobreza en la que nació el Hijo de Dios».
La sonrisa de un bebé derrite el más duro de los corazones
En este sentido, el amor genera alegría, al igual que el nacimiento de una nueva vida. Y los pensamientos de Francisco se posaron en la gran cantidad de niños menos afortunados del mundo. El concierto de mañana también beneficiará a algunos de ellos:
«En el Concierto de Navidad ustedes ofrecen sus cualidades artísticas para apoyar proyectos educativos, especialmente para niños y jóvenes de dos países que se encuentran en condiciones muy precarias: Haití y Líbano».
«Vuestra música, vuestro canto -dijo el Papa a los artistas- ayudan a abrir el corazón para no olvidar a los que sufren y a realizar gestos concretos de compartir, que llevan la alegría a tantas familias que desean dar un futuro a sus hijos a través de la educación».
El arte de la fraternidad
Junto con la ternura y la alegría, la esperanza que en la gruta de Belén se encendió para la humanidad.
El papa Francisco hizo alusión al hecho de que la pandemia ha pesado y sigue pesando sobre tantos niños «excluidos de toda actividad educativa» y otras «pandemias» que dificultan «la difusión de la cultura del diálogo y la inclusión».
«Es necesario trabajar para que todos los jóvenes tengan oportunidades de crecimiento y formación, invertir en educación», dijo Francisco, «ayudar a las niñas y niños a mirar el futuro con esperanza. La luz de la Navidad nos hace redescubrir el sentido de la fraternidad y nos impulsa a ser solidarios con los necesitados, porque en la educación “habita la semilla de la esperanza”».
«Y en el arte se crea inmediatamente la fraternidad, frente al arte no hay amigos ni enemigos, todos somos iguales, todos amigos, todos hermanos. El suyo es un lenguaje fructífero», puntualizó el Santo Padre, agradeciendo una vez más a los artistas por su generosidad y deseándoles «que sean siempre mensajeros de ternura, alegría y esperanza».
Crédito de la nota: Vatican News.
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