28 marzo, 2024

Problemas de visión en los niños

23/01/19

El diagnóstico de los problemas visuales en los niños evitaría 30 por ciento de los fracasos escolares. La revisión ocular no sólo es importante para comprobar el estado de su salud visual, sino que es clave para el correcto funcionamiento de los ojos, músculos, nervios y cerebro que intervienen en el proceso completo de la visión.

Así, tal y como advierte Antonio Fernández, óptico optometrista, las edades comprendidas entre 5 y 8 años son las más propensas al desarrollo de defectos refractivos como la hipermetropía, el astigmatismo, la miopía, el estrabismo o la ambliopía u ojo vago. Por eso, advierte, «se recomienda realizar revisiones a partir de los 3 años, siempre y cuando no existan enfermedades visuales hereditarias o que hayan sido detectadas en sus primeros años de vida».

Es primordial, prosigue este experto, «estar alerta ante posibles síntomas con el fin de detectar rápidamente cualquier anomalía y afección, ya que el periodo entre los 4 y 6 años, un ojo con cualquier defecto refractivo que no se trate, puede provocar un aumento de la graduación en torno a una dioptría al año».

Por ello, continua el óptico optometrista, «hasta los 8 años es conveniente realizar las revisiones anuales donde se analice la agudeza visual, motricidad ocular, alineación de los ejes visuales, entre otras, con el fin de evitar consecuencias negativas».

Señaló que entre las alteraciones visuales infantiles más comunes se encuentra la miopía, un defecto de refracción que se manifiesta, entre otros síntomas, con la aparición de visión borrosa de lejos. Entre los 3 y los 4 años, 10 por ciento de los niños padecen esta afección, la cual puede desarrollarse y evolucionar tras el inicio del colegio, de tal forma que alrededor de 20 por ciento de los niños de entre 6 y 10 años padecen esta enfermedad.

En esta situación, señala el doctor Fernández, «tiene un papel fundamental el uso continuo de smartphones, tabletas y ordenadores influyendo además de manera poco positiva la ausencia, cada vez más, de las actividades al aire libre. Estas conductas y las nuevas formas de vida poseen una relación directa con el síndrome de la fatiga o estrés visual, ya que el sistema visual inicialmente no ha evolucionado tan rápido como para adaptarse a las nuevas tecnologías».

Por eso, padres y profesores pueden estar alerta ante varias señales que indiquen cualquier síntoma: Lagrimeo constante durante la realización de las tareas del colegio, torcer la cabeza frecuentemente, entrecerrar los ojos, aproximarse a la televisión o a cualquier aparato electrónico, dolor de cabeza, frotarse los ojos con frecuencia, tropezar bastante y traer los ojos rojos.

abc.es

Crédito de foto: Salud en Casa Perú